Julio Cesar Atehortua
Julio Cesar Atehortua
Nació en 1971, desapareció el 20 de noviembre de 1987
Yo planté mi casa en una finca llamada “La Ceiba” en la vereda los Morros del municipio de Cimitarra en Santander. Allí construimos nuestra casita, vivíamos mi compañero, mis tres hijos y yo. Lo teníamos todo… una vida digna y tranquila en el campo: teníamos un criadero de gallinas, cerdos y bestias, trabajábamos ganado y también cultivábamos y labrábamos la tierra.
En el año 1982 el General del Ejército Nacional Farouk Yanine Diaz de la mano con el líder paramilitar Alonso de Jesús Baquero, más conocido con el alias “Bladimir”, y con su comitiva de hombres armados incursionaron de manera violenta en la zona, asesinaron a muchas personas y le quitaron la tierra a la gente. Mi señor se fue enfermando a raíz de todo esto, él no pudo aguantar, y de eso se murió. En ese año lo perdimos todo, fuimos despojados de nuestra tierra y de nuestra finquita so pretexto de ser colaboradores y cómplices de la guerrilla. Yo perdí a mi señor y me quedé sola con mis tres hijos, salí de mi finquita y me fui para el municipio de Puerto Berrío. Allí viví en la ciénaga de Barbacoa, un caserío del municipio. Por entonces, mi hijo Julio Cesar, el primogénito, tenía 16 añitos y en el caserío no había escuela de Bachillerato para los muchachos, así que decidí mandarlo para donde mi mamá en el municipio de Anorí para que terminara su estudio. Su oficio era ese, el de un niño, estudiar y ayudarme a mí en la casa con los oficios del hogar y del campo… yo lo crié a él como me criaron a mí. No le hacía daño a nadie, era apenas un niño, qué daño pudo haber cometido o qué mal le pudo haber causado a alguien…
El 20 de noviembre de 1987, mi hijo regresaba de Anorí a Puerto Berrío a pasar las vacaciones de final de año conmigo y con sus dos hermanitas menores. Él venía en compañía de una de ellas, mi hija menor, puesto que en octubre, después de una visita que les hicimos a mi mamá y mi hijo, ella quiso quedarse allá un tiempo y regresar luego con su hermano, así que yo la dejé.
Ese día en el tramo de Bramadora a Porce varios hombres armados pararon el bus que transportaba a mis hijos desde Medellín a Puerto Berrío y bajaron a tres jóvenes, entre ellos a mi hijo. Una señora, conocida de mi mamá llevó a mi hija hasta Medellín y se la entregó a mi hermana. Mi hija quedó muy afectada, no ha podido superar la pérdida de su hermano. Después de 25 años de ocurridos los hechos, ella lamenta no haber podido evitar que se llevaran a su hermano. Mi mamá también quedó muy afectada, ella murió esperando que mi hijo regresara.